La confortable “residencia” de este ocurrente, hasta ahora no identificado, que contrario a otros mendigos no duerme sobre cartones, o en el suelo “pelao”, sino en un confortable box spring está integrada por un destartalado juego de muebles, mosquitero, porque con este calor “los mosquitos puyan, puyan”, almohada, cortinas, para evitar las luces de los vehículos, y las miradas inquisidoras de los transeúntes, y de los inquietos estudiantes de la Escuela Perú, entre las calles Doctor Betances y Josefa Brea, frente a la cual ha decidido residir este hijo de Dios.
Solo falta que el síndico Roberto Salcedo envíe a sus recaudadores municipales a cobrar los impuestos inmobiliarios a este desdichado de la fortuna, que quizás tenga más fortuna que los que viven en las torres y penthouse de la avenida Anacaona y otras exclusivas vías de los más encopetados sectores de la capital Primada de América.
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